Las 4 estaciones...

Solo era cuestión de cerrar los ojos por un momento para transportarme a aquel 17 de Marzo de 2006, uno que otro aguardiente, una que otra ranchera y un intercambio de miradas de dos seres que sin conocerse empezaron a quererse.
Días muy felices transcurrieron, palabras, gestos, miradas, caricias empezaban a tejer un nuevo amor cargado de detalles, de emociones, de promesas…
Todo se concreto el “6 de abril”, qué día más feliz, el más feliz de todos. Recuerdo cada una de las palabras que dijiste para proponerme que fuera tu novia, recuerdo la ingenuidad de ellas...
Fue una relación marcada por el respeto, la confianza y el gran amor que nos teníamos. Recuerdo con cariño los momentos que compartí con tu familia y tú con la mia. Cada día nos llenábamos más de motivos para seguir cultivando, lo que tú algún día llamaste “nuestro Árbol de Amor”.
Un árbol que pasó por todas las estaciones; empezó en primavera con la ilusión, el enamoramiento, las promesas, el conocernos el uno al otro… le siguió el verano, en donde pudimos disfrutar juntos y entregarnos sin condición, nos volvimos un solo cuerpo y una sola alma… todo era feliz, todo era amor, no había tiempo para la tristeza y los problemas. Una sonrisa bastaba para irradiar el día.
Llegó el otoño cargado de fuertes vientos que te fueron alejando de mi, se crearon vacíos, espacios inconclusos que dieron pie a las mentiras… las hojas se iban cayendo lentamente, una a una, sin que ninguno de los dos hiciera nada para impedirlo…
Por último, llegó el invierno… el triste y eterno invierno, el árbol de nuestro amor se quedó sin ramas, se llevo con cada hoja una ilusión, una promesa… nos rendimos al amor que nos teníamos y dejamos que se nos escapara…
Hoy, todavía no se acaba el invierno y ya no quedan rastros de nuestro árbol; trato entonces de enterrarlo y dejarlo solo como un recuerdo, como el mejor de los recuerdos…
Un amor sincero que se fue deshojando y que no hicimos nada para impedirlo…
Nuevos vientos vendrán y me traerán de vuelta a la primavera.