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martes, septiembre 09, 2008

Puedo Escribir los versos más tristes esta noche...

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.
"El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea el último dolor que ella me causa,
y estos sean los ÚLTIMOS VERSOS QUE YO LE ESCRIBO.
(Pablo Neruda)

martes, septiembre 02, 2008

Invitada al duelo

Paula "navegó y naufragó, le esperan otras navegaciones y uno que otro naufragio: por el momento busca llegar a puerto seguro en la odisea emprendida por el mundo peligroso de sus afectos, y encontrar en la isla de sus destinos una nueva forma de fe. Está nuevamente navegando a la deriva, pero los despojos que flotan a su alrededor son los suyos. Algo ha ganado, ya no teme llorar, y las lágrimas han comenzado a limpiar los opacos cristales de su alma. la vida surgirá después, más nitida quizás, del otro lado de sus ojos, y podrá sentarse, como en una sala de cine, a contemplar las imágenes de estos últimos meses cual si fuera uno más de los invitados al duelo."
( Carolina Alonso, Navegaciones y Naufragios)