Hoy son miles las ideas que pasan por mi cabeza, algunas me cuestionan, otras me dan certezas, otras me dibujan la realidad y hay unas que verdaderamente me asustan...
En términos de experiencia creo fue la mejor que he tenido en mi vida, no solo porque cumplí en gran parte con mis objetivos de aprendizaje, sino porque me permití estar conmigo, conocerme, equivocarme, enamorarme de mi pero también darme cuenta de la cantidad de cosas que tengo que mejorar, no para ser perfecta, sino para ser mas humana. Descubrí placeres sencillos como una tarde de primavera viendo pasar el rio, o una noche de fin de semana viendo una película de esas que solo me gustan a mi, acompañada de pop corn y cocacola. Aprendí a querer la soledad pero también a valorar la compañía, y aunque muchos se opongan a la idea, descubrí que soy una mujer de casa, que anhelo volver y construir mis sueños al lado de mi gente, de mi familia.
Y sí, aunque para muchos sea imposible de creer, mi gran debilidad fue la parte social, me costo mucho relacionarme, expresarme y sobretodo mostrarme ante tantos desconocidos, ante tanta variedad de culturas no supe como entablar una relación más allá de un intercambio de palabras, y aunque eso me asusta en términos de mi profesión, creo que es insignificante ante la cantidad de cosas buenas que aprendí.
Hoy me siento una mujer plena, siento que por un momento de mi vida paré el reloj del tiempo para hacer una mirada sobre mi, ¡que afortunada soy de haber tenido esta oportunidad!, la agradezco y la valoro inmensamente.
Ya que va siendo hora de aterrizar no puedo negar que tengo miedo del futuro, que hay etapas que debo cerrar pero también hay otras que debo empezar a construir. Pero tengo la fuerza y la certeza en mí misma de que voy a poder hacerlo, que habrán caídas, tristezas; pero también habrán subidas cargadas de muchas sonrisas.
Por último, pero no menos importante quiero volver por él, mi fuerza, mi espíritu, mis ganas de crecer a su lado, cumplir mis sueños en donde él sea el protagonista.