No hace mucho que los fríos vientos del invierno dejaron mi ventana, por mucho tiempo me consumí en una tristeza infinita de la cual pensé que nunca iba a salir. No había ilusiones, ni un presente, ni un futuro, perdí mi rastro y mi identidad. Llegué a desconocerme y a repugnarme, pero nunca perdí la esperanza de que algún día acabaría. Ese día por fín llegó, nuevos vientos me devolvieron la primavera, todo ha empezado a renacer. Me gusto, me siento bien, he vuelto a ser feliz, mis ojos han vuelto a recuperar el brillo que los caracteriza y he encontrado nuevos motivos para sonreír. No pienso en mañana, pienso en hoy, estoy feliz y doy gracias a la vida por regalarme el momento que estoy viviendo.